Hola soy Celta, tengo 1 año y esta es mi historia.
Yo y mi hermano somos descendencia de perros pastores, nací en una granja. Llegué a mis humanos con un mes y medio, en tiempos de pandemia y yo sola. Hasta que no tuve las vacunas necesarias no pude salir a descubrir el mundo, pero en casa todo iba muy bien, yo crecía y ellos forraban los muebles con cartón (día tras día, porque yo me encargaba de que así fuera), se ponían guantes para jugar conmigo (porque claro, mis dientes eran agujas… pero hombre…tampoco iban a dejar de jugar conmigo o a gritarme, estaría fuera de lugar) y estaban todo el día con la fregona en la mano porque no se nace controlando el pis.
Hablando de pis…la verdad es que me resultó fácil hacer mis cosas fuera de casa, solo necesitaba que me sacaran en el momento adecuado y que tuvieran paciencia, eso de meter el morro el pis es educación de la vieja escuela y totalmente innecesario…
Siempre me ha gustado mucho el contacto, me encanta dormir con estos humanos, y a ellos también aunque acabe acaparando la cama entera.
Y los palos, me encantan los palos, cuando estoy de paseo, si se cruza un palo en mi camino me lo pido.
Tras las vacunas pude salir a la calle, y me llevaron a socializar, pero yo no sabía como relacionarme, no lo aprendí con mi familia perruna, y los perros que me venían a saludar no eran muy educados, así que fui desarrollando inseguridad y miedo. Más de una vez me he visto perseguida por algún perro…y se pasa muy mal, ni atender a la llamada podía… por suerte mi familia es comprensiva y en vez de una bronca recibía un abrazo, esos detalles han ayudado mucho a fortalecer nuestro vínculo.
Mis humanos se dieron cuenta de que algo no iba bien y contactaron con el equipo de Mr. Hueso para que les ayudaran a entenderme. Ya se conocían, porque se ve que esto de tener un cachorro trae muchas dudas a los humanos…”mi perro come cacas, ¿Cómo hago para que pare?”, “mi perro tira mucho de la correa ¿Cómo hago que vaya más tranquilo”, “quiero elegir el mejor arnés y la mejor correa para que mi perro vaya cómodo en los paseos” (por cierto, yo llevo un arnés Haqihana y una correa de 5 metros de Mr. Hueso y la mar de bien, otros arneses eran muy incómodos de poner y las correas muy cortas o siempre tensas)… y más cuestiones que sólo se plantean los humanos, incluso se formaron para aprender qué es eso de los Paseos Felices, que, en mi humilde opinión, es un gran descubrimiento.
En Mr. Hueso les explicaron el por qué de mis miedos y les guiaron para que fuese más fácil para todos. Mis humanos continuaron teniendo mucha paciencia conmigo pero sobre una base de conocimientos que hace que todo sea más llevadero y con menos incertidumbre. Paciencia, paciencia y, sobre todo, paciencia, gracias, soy un bebé perro y también tengo mis cosas, como los adultos y como los humanos. Además… que no solo tenemos que aprender los perros, que lo humanos también tienen que estudiar… no todo vale con nosotros… tenemos nuestras necesidades y es responsabilidad vuestra cubrirlas bien.
Cuando mis humanos hincaron codos sobre los tiempos de los paseos, la buena comida, las horas de sueño, el juego, la dentición… y más, ohhh que gozada, me he sentido muy comprendida, y yo eso se lo agradezco siempre con mucho cariño, porque soy todo amor.
Poco a poco he ido cogiendo confianza con las personas, ahora dejo que se acerquen incluso al coche sin ladrarles…bueno, alguno que otro se lleva un sustico por mi parte…pero sin maldad, es que tengo un buen ladrido, no es mi culpa.
La noche suele ser más complicada, pero lo voy llevando, a mi marcha, sin forzar, que fluya. La verdad es que muchas veces la gente va a tirar la basura a horas intempestivas y oye, pues les digo que no son horas, unos ladridos y que se enteren bien.
Soy muy educada y sensible y eso a veces me trae sustos… pero voy superando mis miedos, mi lema “lento pero seguro”. Con los perros también he ganado terreno, todavía me queda mucho camino, pero oye, pasito a pasito, que uno no se saca una carrera en dos días, ni en un año. A ver si me acostumbro a la energía de algunos, es lo que peor llevo, y cuánto les gusta perseguirme… y como yo por eso ya no paso, en alguna ocasión he cogido y me he ido solica a casa, que no digo que esté bien…pero es que a veces mis humanos no me entienden y hay que pensar por uno mismo. Espero no tener que volver a hacerlo, quiero mucho a mis humanos y no quiero que lo pasen mal.
Ya tengo ganas de otro Paseo Feliz, para volver a ver a mis amigos y conocer otros nuevos, hay que conocer perros. Ir en grupo mola bastante, aprendes de los demás y te sientes parte de algo.
Ahora mismo tengo una fuerza que no es de este mundo, así que llevo a los humanos a rastras, siempre he tirado de la correa porque soy un perro joven y como tal es lo que toca…ahora es cuando más lo sufren los que me sacan porque con mis 25 kilazos y mi energía…pues tú dirás… mientras sigan teniendo paciencia conmigo y no me regañen y mantengan fuertes esos músculos y articulaciones todo irá bien…ya iré rebajando caballos.
Aunque soy muy pequeña, me doy cuenta de muchas cosas, una de ellas es que cada vez que mis humanos tienen una conversación con Mr. Hueso, noto en ellos más confianza, la cual me transmiten, y ¡me encanta sentir confianza!
Ya os iré contando mis avances, pero sin presiones, ya sabéis que a mi no me van bien las prisas. El que me quiera saludar que lo haga bien, y si no solo se quedará, avisados estáis. Y si eres gato… pues ya veremos, de momento prefiero no encontrarme con ninguno, pero ya me iré animando.
Y a Mr. Hueso, nos vemos en el próximo Paseo Feliz, tengo muchas ganas de veros y de que veáis cuánto he crecido, sigo siendo un encanto…
Pd: muchas gracias por dejarme formar parte de vuestro calendario 2022, ¡es un honor enorme!
¡Nos vemos en las calles!
Celta
Celta es uno de los muchos perros de la pandemia, que vieron afectado su desarrollo al crecer en un mundo tan extraño donde no podían relacionarse con personas y perros con normalidad. Por eso fue muy inteligente por parte de Esperanza y David ponerse en contacto con nuestro equipo para ayudarles.
En la foto me veis paseando por Alcorisa, Teruel buscando la sombra, que el verano es muy duro.
