Hola amigos!! Soy Fede, un galguete negro buscavidas.
Posiblemente me escapase de mi galguero. Debió tratarme fatal y como tengo mucha perronalidad, me busqué la vida. Sin rumbo, sin identidad y escuálido vagué por las carreteras castellano leonesas bajo la helada del invierno. Me atropellaron y pegaron. Estaba lleno de heridas y cicatrices. Pero las peores heridas estaban en mi gran corazón.
Una fría noche aparecieron unas personas para rescatarme. Consiguieron atraparme con comida y me llevaron a una casa de acogida hasta que curaron mis heridas. Mientras, publicaron mi foto en internet y la humana se enamoró de mi noble mirada. En breve me llevaron a conocerla. A ella y a su familia. Otros tres humanos y dos mininos!
La cosa no fue mal. Fue amor a primera vista. La humana y yo conectamos ipso facto. Fue mágico. Ambos sentimos que no querríamos separarnos jamás. A los pocos días ya me quedé definitivamente en ese hogar. Estaba calentito! Dormía caliente y tenía comida sin falta de robarla!
En casa estaba genial. Tenía mi espacio que nadie me molestaba. Pero en la calle con tanta gente, coches, motos, etc… Se me hacía más complicado. Mis humanos siempre tuvieron mucha paciencia y me respetaban. Tengo pánico a las personas. Así que intentaban llevarme a sitios tranquilos y poco transitados.
La humana me llevaba a los parques para perros creyendo que sería bueno para mí y ahí fue donde empecé a tener mucha inseguridad con otros perretes. No hacían caso de mis señales y sólo querían montarme. Me comía mis cacas y corría sin control.
Mis humanos intentaron ayudarme y por sus vida apareció Marta, mi compi!
Pensaron que me ayudaría a parte de ayudarla a ella también. Pero de pronto, sentí la necesidad de protegerla. Y cuando nos acercábamos a algún perrete con la correa yo no quería que se acercasen. Mi humana empezó a preocuparse y buscó ayuda. Ella quería vernos felices. Ese siempre fue su objetivo al adoptarnos. Estaba perdida porque ella más o menos había hecho las cosas bien.
Intentaba soltarnos siempre que podía (nunca hizo caso a la prote, que le decía que prohibido) nos puso arnés y nos quitó los collares martingale, nos llevaba con correa larga, etc… Aún así, se puso manos a la obra e hizo cursos sobre nuestras necesidades y nuestra forma de expresarnos. Se dedicó a observarnos. A entendernos, a estudiar cómo reaccionábamos. Y así seguimos… Tras casi 5 años juntos seguimos avanzando. A pesar de ir suelto por montes, campos, playas, etc… Y tarde a veces en volver, tengo claro que jamás me separaré de mi familia.
Yo soy Marta!!! Aunque muchas veces me llaman Marti. Tuve la suerte de encontrar a mi familia gracias a que una compi de cubil se consiguió escapar. Mis humanos la encontraron y gracias a ella yo también los conocí.
Mi galguero ya no me quería y me iba a sacrificar. Pero mis humanos no lo pensaron dos veces y ese mismo día ya dormí en su casa. Me llevaron llenita de pulgas en coche a Asturias. Desde el principio hice piña con Fede. Juntos al fin del mundo!
A la semana nos fuimos a Galicia de vacaciones todos juntos. Y allí la humana loca le echó ovarios y me soltó en una playa preciosa y enorme. Corrí en libertad con más perretes. Sentí la brisa sobre mi afilado hocico y supe que esa sería mi familia para siempre!!!
Nos encanta ir al monte, a la playa, a la nieve, al campo, etc… Es genial vivir con humanos que nos entienden y nos llevan a sitios que nos gustan. Nos dejan comer cacas, retozar en el barro o impregnarnos del olor de un animalillo muerto. Nos dejan olisquear y explorar por el monte, nos dejan encontrarnos con más perrillos para que aprendamos a relacionarnos. Hemos aprendido muchas cosas todos estos años!!! Nos dejan comer comida cruda y rucar huesos!!
Su casa es nuestra casa y podemos subir a las camas y al sofá. Ojalá todos los perretes tuviesen nuestra misma suerte. Por eso con nuestra historia esperamos llegar a mucha gente para que sepan que los perretes no necesitamos órdenes ni castigos, sólo necesitamos ser perros.
Sobre todo para que otros galguetes como nosotros dejen de sentir collares de ahorque en sus delicados cuellos, y que sus humanos se preocupen de que puedan disfrutar de libertad. Sabemos que tenemos la fama de escapistas, de que nos perdemos, de que no tenemos olfato, etc… Y no es así. Ni somos felices todo el día en un sofá con un pijama, ni somos felices corriendo larga distancia atados. Nos gusta tener vida de perros
Un saludo desde Mieres, Asturias.
Paseamos felizmente con arneses Haqihana uno antiescape para Fede y uno normal para Marta.