Toda la vida he tenido la suerte de compartir casa y/o experiencias con gatos, en la mayoría de los grandes recuerdos de mi vida, si analizo el recuerdo, había gatos que asocio con esa persona, ese momento, ese aprendizaje…
Recuerdo a mis familiares por los gatos que tenían, mi cerebro de niño etiquetaba a las personas que conocía según fuese su relación con los gatos, si a alguien no le gustaban los gatos a mí tampoco me gustaba esa persona.
Por ejemplo siempre recordaré con mucho cariño a mis tías Anita y Paz, por su amor hacia los gatos propios y ajenos. Mis visitas a sus casas incluían algún gato y si ellas venían a casa nuestro gato o gata del momento estaba a su lado.
Recuerdo mis viajes con mejor opinión si encontraba gatos e interactuaba con ellos, todavía cuando visito un nuevo lugar disfruto observando a los gatos que encuentro, descubriendo dónde duermen, cómo son sus relaciones, cuál es más inteligente y organiza al resto…
Cuando era pequeño me era imposible ser amigo de quienes disparaban a los gatos, les tiraban piedras o simplemente los rechazaban a su lado, todavía me sigue pasando ahora que trabajo con personas que se sienten muy incómodas si hay gatos a su alrededor, aunque no por ello dejo de hacer lo mejor posible mi trabajo y mejorar la convivencia.
En mis casas siempre ha habido algún gato, lástima no tener fotos de todos ellos, mejor dicho, de todas ellas ya que casi siempre eran gatas. Pero tuve la suerte de que fuesen relaciones donde se permitía a los gatos ser lo que son y tener la libertad que se merecen, por eso ahora puedo ayudar a muchas familias con gatos, y a las instituciones, porque conozco lo que pueden llegar a ser y cómo puede tenerse una relación que garantice el bienestar del animal.
Nuestros gatos nos acompañaban en los viajes, por norma general cada fin de semana viajábamos a un lugar en el que nuestro gato podía moverse con libertad, interactuar con la naturaleza, cazar, conocer otros gatos, jugar con ellos o pelearse con ellos, trepar a los árboles o fastidiar al perro de turno sin que pudiesen nunca darles caza.
Una de esas gatas era Sisebuta, Sise para los/os amigos/as. Una gata que llegó de cachorrita a casa cuando yo tendría unos 11 años y nos acompañó durante muchos años, compartiendo con mis padres, mis hermanos/as y mis sobrinos/as muchos momentos.
Sise y yo teníamos una muy buena relación, por ejemplo cuando yo estaba enfermo ella siempre se ponía conmigo ofreciéndome su calor y buenas vibraciones.
Nos acompañaba paseando a nuestro lado, sin ninguna correa que nos uniese. Tanta confianza tenía conmigo que cuando yo tenía moto ella se subía a mis hombros y venía conmigo a dar una vuelta, con cuidado de no arañarme al sujetarse (íbamos despacio pero aún serían 10-15 km/hora).
Con mi sobrina mayor nos reíamos mucho porque cuando jugaba con ella Sise le ponía límites y la niña decía «me ha engañado» en vez de decir «me ha arañado». Con mi sobrino mayor se metía en su carrito con él a dormir.
Con Sise cometimos un gran error, habitual en aquellos tiempos sobre los años 90, seguir el consejo veterinario de darle pastillas para anular sus celos. Esto provocó graves problemas de salud a la larga, falleciendo finalmente por tumores en sus ovarios, algo que toda la familia lamentamos mucho, sobre todo mi padre, quien me dio una gran lección de amor incondicional, viajando con ella y mi madre para enterrarla donde fue tan feliz.
También guardo recuerdos de otros gatos como Margarita, con la que compartí mi infancia, o de Bicho, que encontré en el motor del coche de un amigo y le ofrecimos una nueva vida, convirtiéndose en uno de los gatos más inteligentes que he conocido.
¿Cuáles son las características de los gatos que deberíamos respetar y disfrutar?
Son muy inteligentes, mucho más que un perro. Si un gato quiere algo tratará de conseguirlo probando varias estrategias y si algo no le gusta no es nada fácil engañarle.
Si se les permite aprender a hacerlo, su convivencia con el entorno será muy buena, disfrutarán explorando, estarán más sanos, serán más felices, no tendrás problemas con sus uñas y podrán acompañarte en tus viajes.
Identifican muy bien a las personas que les saben tratar, que lo hacen de forma adecuada o pueden llegar a saber hacerlo. Serán muy fieles a las personas con las que se sientan cómodos y seguros.
Son grandes maestros, te enseñarán a ver las cosas en perspectiva, a descansar y relajarte cuando sea necesario, a activarte cuando la situación lo merezca y a saber querer (quizás también a saber como conseguir cosas que quieres).
Grandes amigos de los/as niños/as de la casa, si les enseñamos a los/as peques de la casa a respetar al animal y ofrecemos al gato lugares y momentos de descanso, sin niños/as.
Fantástica compañía para las personas mayores de la casa, disfrutarán viendo la televisión con ellos/as, durmiendo a su lado y estimulando sus sentidos.
Añade un gato a tu vida, pero no le condenes a una vida humana, debes ofrecerle que pueda ser un gato, esforzarte para que aprenda a relacionarse de forma segura con el entorno y respetando su naturaleza, para que sus comportamientos y necesidades queden cubiertas.
Se también responsable, ayúdale a tener un bienestar emocional adecuado, y cuando esto ocurra seguramente lo mejor es que le esterilices a no ser que puedas asumir hacerte cargo de toda su descendencia.
Actualmente Mr. Hueso vive con Canuto, ¿quieres conocerle?
Un artículo precioso, en mi casa siempre ha habido gatos tb y tengo muy buenos recuerdos de cada uno de ellos, ahora vive con nosotros Simba y es un amor de gato
Muchas gracias Isabel por tu comentario,seguro que Simba es una buena compañía para todos/as