Me llamo Nora, soy una perra blanca y negra, mezcla de Border Collie y Podenco, tengo algo más de 3 años.
Ada es un ser humano, hembra, de pelo negro como yo (aunque ahora lo lleva teñido de otro color que no sé definir), tiene algo más de 40 años e insiste en que ella también es una Border, aunque creo que lo suyo va más por dentro y no tanto en sus habilidades para pastorear.
Ada es mi versión en humana y yo soy su versión en perra. Con el tiempo, me he dado cuenta de que ambas somos el mismo ser vivo, pero en dos exoesqueletos diferentes. Nuestro vínculo, en realidad, es una impronta recíproca ya imposible de separar.
Ada tuvo una infancia difícil; la mía tampoco fue un camino de rosas. Yo deambulé malherida por los campos de Jaén, hasta que una protectora me rescató para sanarme y buscarme una familia que me mereciera. Debido a mis heridas, perdí el ojo derecho y, posiblemente, la poca seguridad que me restaba en los seres humanos.
Ada también perdió la vista en su ojo derecho después de un golpe mal dado, aunque la cirugía hizo por ella lo que no pudo hacer por mí.
Conocí a Ada en mi adolescencia. Ella también conoció a su madre en la pubertad. Así que tardamos un tiempo en adaptarnos la una a la otra, en ganarnos nuestra confianza. Sentirnos en familia se hizo esperar.
Aunque esté mal que yo lo diga, soy una perra muy noble, juguetona, sociable, cariñosa, dormilona. Mi mayor objetivo es vivir tranquila con la certeza de estar a salvo.
Arrastro algunos miedos que Ada y yo estamos trabajando juntas poco a poco. Por ejemplo, no permito el acercamiento si antes no estoy segura de no recibir algún daño. Solo olvido mi desconfianza cuando se trata de defender o proteger a quienes considero de mi manada. Entonces, erizo mi pelo para aparentar ser la leona que daré mi vida por mis cachorros.
Ada, al igual que yo, solo pide al Universo poder vivir en paz. Que bastante hemos tenido ya las dos.
Paseo con gracia y elegancia. Cuando conozco bien el entorno, meneo mi cola como señal de seguridad y no dejo a nadie indiferente con mis andares de marquesa. Además, tengo la suerte de comer todo lo que me gusta sin apenas engordar. Es en lo único en lo que no nos parecemos en absoluto las dos. Yo necesito una dieta hipercalórica y Ada, por el contrario, necesita vigilar el consumo de donuts.
Y también soy mucho más valiente.
Porque soy yo quien pasea a Ada por las noches, cuando la oscuridad la asusta y no quiere cruzarse con un desconocido (con las mujeres no le ocurre). Camino delante de ella y le indico si debemos cambiar, o no, de acera.
Tengo mejor olfato que ella para discernir entre las malas y buenas personas. Porque soy yo quien la convence cada día de que, realmente, merece la pena luchar por recuperar la confianza. Que nuestro mutuo amor es incondicional y una vida tranquila es posible. Juntas.
Porque ambas somos el mismo perro con diferente collar.
Por cierto hablando de olfato, estoy en un grupo que mola mucho, se llama «La mandada del hocico» y es una cosa que se ha inventado Mr. Hueso para ayudar a personas y perros a ser más felices y tener más amistades.
Este mismo señor Hueso es el que asesoró a mi humana sobre el arnés y correa que uso ahora, mucho más cómoda y puedo gestionar mejor mis miedos, también le enseñó muchas cosas un día que hizo una formación llamada Paseos Felices, yo ladré un poco ese día porque fueron más de 3 horas hablando ese señor, qué labia tiene el colega!!
Como participamos en el «Concurso del año Mr. Hueso 2023» y mi foto fue seleccionada para salir en el Calendario Mr. Hueso 2024, seré la prota del mes de agosto, así que ese mes tendré paseo grupal gratis en Zaragoza, apúntate para conocerme.
Y ese mes también harán un Paseos Felices en Asturias, como ya es tradición ese mes porque están por allí de vacaciones y aprovechan para acercar esta iniciativa a personas y perros de aquella zona de España, qué suerte tienen de que sus vacaciones sean en Asturias.
Por cierto, mi humana también es Asturiana 🙂