¡Hola a todxs!
Me llamo Sira, aunque mi humana también me llama Siri, bombón, miamor, ratona, Siroca loca y a veces también Chato e incluso Chita.
Chato era mi hermano mayor y mi historia no estaría completa sin hablar de él, eso es más que evidente. Chatete era un cruce de husky, nacido en 2009 y adoptado por nuestros humanos en Jaca, con 1 año de vida, orejas cortadas malamente (y a mala idea), un historial de maltrato durante su primer año y miles de miedos y tarillas debido a esos primeros meses de vida.
Pero nuestros humanos se enamoraron de él en la prote, porque el tío era muy listo y el día que los conoció, después de echarse una carrera, volvió corriendo a tumbarse a sus pies y pedirles que se lo llevaran ya, ni un día más en esa jaula peleando por todo con sus compañeros de encierro.
Así que, Chato me hizo el camino más fácil, porque mis humanos se preocuparon mucho por darle lo mejor y por aprender para tratar de entenderlo. Se convirtió en un super perro cariñoso (yo diría que empalagoso, pero es que yo soy un poco más arisca, qué le vamos a hacer), pendiente de todos, juguetón y listo como él solo (aunque yo tampoco me quedo atrás, eh).
En 2015, mis humanos vieron mi foto en el feisbuc ese y se enamoraron de esta cachorrita, cruce de husky, que era un mini Chato, con las mismas cejitas blancas y pinta de perro de montaña, aunque luego evolucioné a esto que soy ahora, ya que, en realidad, yo nací en Jávea, al ladito del mar. Con 8 semanas me “tiraron” a la calle, por eso no tuve oportunidad de aprender debidamente de mi madre y hermanos.
Mis humanos me recogieron de la protectora con 3 meses escasos y desde el primer momento Chato se convirtió en el centro de mi existencia.
Fue un hermano mayor fabuloso, con más paciencia que un santo, porque me aguantó “carros y carretas” y, aunque de vez en cuando me tenía que enseñar el colmillo, porque yo era insoportable (lo reconozco, fui una cachorra dinamita), siempre tuvo cuidado conmigo. Jugamos mucho juntos, paseamos mucho felices, pero también aprendí de él a tener miedo a ciertos perros y a reaccionar ladrando como él hacía.
Nuestra historia dio un giro total cuando en abril de 2016 nuestro humano se fue al arcoíris de los humanos. Nuestra humana, de repente e inesperadamente, se quedó sola al mando de esta familia humana-perruna y, aunque lo intentamos, a ratos no se lo pusimos fácil, porque no entendíamos por qué el humano no volvía y la humana estaba tan triste. Chato la verdad es que estaba aún más pendiente de ella y se le pegaba mucho y le daba lametones cuando la veía llorar. A mí todo me pilló demasiado joven, solo tenía 1 año, y me costaba ser consciente de lo que pasaba alrededor.
Pero el tiempo fue pasando, la humana se dejó cuidar y ayudar por la familia y amigos, conoció a Sandra de Espacio Ítaca y además se centró mucho en aprender sobre nosotros, para entendernos y ayudarnos a llevar una buena vida. Participaba en muchos talleres y formaciones de Mr Hueso, así que conseguimos tener una convivencia más o menos equilibrada durante un tiempo.
En 2018 empecé a tener reacciones más agresivas hacia mi hermano, hasta el punto de que tuvo que ir dos veces al veterinario de urgencia porque le clavé mis colmillos… No me siento orgullosa, para nada, porque sé que nuestra humana sufría mucho por nuestra mala relación y mi hermano llegó a tenerme miedo, pero resultó que tenía una inflamación intestinal crónica y mis reacciones eran causadas por los dolores e incomodidad que tenía dentro de mí. Una vez me detectaron mi enfermedad, se puso tratamiento y las cosas fueron mejorando, gracias a la ayuda de Mr. Hueso y a la voluntad que le pusieron nuestra humana y nuestra otra humana favorita, que es Andrea, nuestra prima.
Y así vivimos en calma, disfrutando de la vida, andando por el monte, durmiendo muchas horas juntos en el sofá, cabeza con cabeza, culo con culo, pero siempre cerca de la humana, y más cuando llegó la pandemia esa que os hacía llevar media cara tapada a todos los humanos y que permitió que nuestra humana no se fuera a ese sitio que iba, oficina creo que lo llamaba.
En julio del 2022, mi hermano Chato se fue al arcoíris con nuestro humano. Estoy segura de que ahora corren mucho juntos por las nubes y de vez en cuando nos echan un ojillo para ver que estamos bien. La humana lo echa mucho de menos, pero se ha centrado en mí y lo he agradecido mucho, ya que le estoy enseñando lo mejor que tengo, siendo cada vez más payasa y comunicativa y estamos consiguiendo tener una relación cada día más chula.
Hemos vuelto a tener ayudita de Mr Hueso, nos hemos apuntado a varios de sus paseos felices, mis dolencias intestinales están controladas y la humana parece que está contenta conmigo, y eso que no nos lo hemos puesto fácil mutuamente.
Ella dice que cambiar el foco y poder centrarse solo en mí, porque mi hermano era un poco acaparador de todas las miradas y atenciones (las dos lo sabemos), le ha hecho conocerme mejor, fijarse más en mis necesidades y estamos consiguiendo cada día confiar más la una en la otra. ¡Si hasta me ha llevado de vacaciones a la playa para que redescubriera el mar!
Sigue habiendo cosas que me dan miedo o no sé muy bien cómo gestionar y la humana intenta ayudarme, pero es cierto que como feliz, duermo feliz, juego feliz y paseo casi siempre feliz con mi super correa de Mr. Hueso que me deja explorar, investigar, olisquear, encontrar comida e incluso localizar conejos muertos. A veces también vivos, pero es verdad que no pillo ni uno… ¡Vamos aprendiendo!
Ahora somos un tándem perruno-humano de 10, bueno, de 9,5, que aún nos quedan aspectos que mejorar… Pero lo seguimos intentando cada día, que solo soy una “cachorra senior” de 9 años y aún me queda mucha energía y mucha vida por delante al lado de mi humana favorita.
Amiguitxs, esto es todo de momento, si nos cruzamos por la calle, espero no ladraros a la primera mirada, yo intentaré hacerlo bien. Un lametón para todxs.
Como participamos en el «Concurso del año Mr. Hueso 2023» y mi foto fue seleccionada para salir en el Calendario Mr. Hueso 2024, seré la prota del mes de abril, así que ese mes tendré paseo grupal gratis en Zaragoza, bueno para mi siempre son gratis, paga Alejandra.
Y ese mes también harán un Paseos Felices en Valencia, qué suerte los perretes que se apunten porque van a conseguir que sus familias les entiendan mucho más para disfrutar a tope de los paseos.