Robin fue adoptado hace ya casi 3 años. Al parecer pasó su vida en el campo, por lo que no conocía lo que era una ciudad. Llegó a casa después de la pandemia, cuando ya se podía salir, y estando en ERTE le sacaba horas y horas de paseo.
Era un perro que no olía y siempre iba vigilante, y nosotros personas que no teníamos idea de perros y menos de miedos.
Poco a poco sus miedos fueron incrementándose hasta el punto de no querer salir de casa.
Con el tiempo empezamos a informarnos, a utilizar herramientas de paseo mejores para el (y no un martingale como te dicen). Empezamos a usar el arnés Haqihana y una correa de 3 metros. Hablamos con educadores que trabajaban con salchichas y no nos ayudo en nada. Hasta que encontramos el camino y poco a poco Robin va mejorando.
Disfruta de su vida en el campo, libre sin ataduras, y es eso lo que le ha ayudado a mejorar en la ciudad. Por las noches va mucho mejor, y poco a poco empieza a ser perro. El día lo lleva peor, pero creemos que sus miedos necesitan mas tiempo, por lo que acompañaremos y le daremos la mejor vida posible.
Los miedos son complicados, y requieren de la parte humana mucha paciencia, es duro pero al final ellos van mejorando dentro de sus posibilidades. Acompañar a vuestros perros.