Querido Mr. Hueso, como te prometí antes de irme, te escribo unas letrinas para que tus seguidores y amigos me conozcan un poco más.
Nací en Sevilla y mi historia empieza en una cajita de cristal llena de periódicos donde estaba con mi hermano Pau y, aunque a veces veíamos naricitas de niños pegadas al cristal, teníamos miedo y queríamos salir de allí cuanto antes. Un día, un chico muy guapo que se llama Carlos se llevó a mi hermano y me quede solita, lo pasé fatal.
Pero el, tiene una tía que se enamoró de Pau y quiso saber si tenia una hermana y si, la tenía, y era yo, Keka, así que, en un puente del “pilar”, que le llaman los humanos, me llevaron a Valladolid, a un pueblo muy chulo,con rio y montañas, donde me lo he pasado pipa.
Alli, conocí a Ana, mi humana y a Otto, con el que aprendí muchas cosas buenas y menos buenas, luego supe que no eran tan buenas, porque nos los contó Mr. Hueso hace unos meses, pero eso, ya os lo contaré más adelante.
El caso es que Otto era grande y guapo y yo, le hacia mucho rabiar, pero me aceptó muy bien, aunque le rompía sus cosas, le mordía las orejas y las patas y todas esas “maldades” que hacen los cachorros. Con él aprendí a que era mucho mejor hacer pis y caca en la calle que en casa, a jugar al “tira y afloja”, a correr detrás de los conejos, aunque siempre se nos escapaban, a subir en el coche para ir de excursión y, a volver a donde estaba Ana de vez en cuando, para que no pensara que la íbamos a dejar sola.
Cuando yo ya era una intrépida adolescente, Otto se fue, pero para entoces, yo ya había aprendido de él, que cuando te encontrabas a otros perros, había que ponerse “chulita” y tirar de la correa yendo hacia él como si te los fueses a comer y erizaba el lomo, para causarles más impresión. Ana se ponía tensa, se enfadaba conmigo y me decía: No!!!!. Yo no iba a morder, la verdad es que solo tenía un poco de inseguridad con algunos perros y otros, me caían francamente mal, así que aprendí a quitármelos de encima, como hacia “mirmano” Otto.
Total, que como a mi humana le gusta andar cotilleando por Internet, un día leyó, como un chico muy majo que se llama Mr. Hueso ayudaba a que los perros fuéramos más felices siendo perros y le llamó.
Ella le explicaba (yo estaba en la colchoneta con la oreja puesta ) como yo, era una compañera de 10, pero que cuando nos encontrábamos con otros perris que no me caían bien, o eso le parecía a ella, se lo hacía saber de forma poco adecuada, gruñéndoles y esas cosas…
Yo no sé que la diría, pero el caso es que en poco tiempo, me empezó a dar una comida que me gustaba mucho más y también, aunque yo podía ir libre sin correa por el campo, nos envío una mucho más larga, con la que yo podía ser yo misma sin tirones ni regañinas, podía oler cosas que estaban más lejos y también podía saludar si quería sin tensiones añadidas a las que ya el miedo te produce. Así que, mis últimos tiempos juntas, han sido aun mejores que antes
Hemos ido a la playa, a la montaña, a la ciudad, disfrutando mucho todos los momentos. Quería escribir mi perri-aventura para la web de Mr.Hueso, porque quiero que todos los perros sean igual de felices que yo fui y, que a veces como dice Ana, la felicidad se consigue modificando cosas muy sencillas y dejándose aconsejar por los amigos y buenas personas, que hacen de su profesión una manera de estar en el mundo.
Y no quería dejar de ladrar a los 4 vientos que, Mr. Hueso, aunque yo le llamaba Raulín, puede ayudar a los que se dejan, a ser más felices juntos, haciendo con tu humano un equipo tan unido que a veces no hacían falta ni las normas.
Gracias a todos, ya sabéis que tuve que irme, pero siempre siempre estaré con vosotros. Lametones para todo el equipo de Espacio Ítaca y en especial para Mr. Hueso.
Otro día, os contará “mirmana” Brisa, que creo que ahora usa mi colchoneta, otra perro-aventura. Ana se decidió por Brisa con junto a Mr. Hueso, que ha ayudado a Ana a tomar los tiempos y decisiones más adecuadas tras mi marcha.
Que tía suertuda la Brisa!!!!!