¡Muy buenas a todos!
Me llamo Baco, y aunque realmente no soy el dios del vino, sí que soy un perro de unos 2.5 años y bastante grandullón (35 kg) probablemente mezcla entre pastor alemán y algo de mastín en alguno de mis antepasados (aunque en casa no le damos demasiada importancia a mi árbol genealógico…).
Nací en Sevilla (zona en la que sigo viviendo pero ahora en una familia que mola) en una finca en la que nadie me prestaba atención, ni a mí ni a mis hermanos recién nacidos. Una protectora nos acogió cuando teníamos pocos meses de vida. Nuestra madre huyó asustada y no pudo venir con nosotros.
Estuvimos todos en una casa de acogida con muchos otros perros (¡casi una docena!). Yo veía como mis hermanos se iban uno a uno sin entender por qué, hasta que yo me quedé sólo, decían que no me adoptaban probablemente por ser el más grandullón.
Me daban muchos mimos en mi casa de acogida, pero apenas tuve contacto con el mundo exterior y los perros que había en la casa me hacían un poco de “bullying”, muchas veces hasta me dejaban ni comer… Con 6 meses decían que una pareja me había adoptado, pero a los pocos días me devolvieron, por algún motivo nadie me quería.
Sin embargo, con 8 meses, Isa y Alberto me adoptaron y mi vida cambió.
Ellos se sorprendieron del carácter tan tranquilo que tenía para ser un cachorro y se dieron cuenta de lo mucho que me costaba el mundo exterior (los ruidos, la gente, otros perros extraños, objetos en un lugar inesperado), ¡¡casi todo me daba miedo!! Además, mi adolescencia estaba cerca, y me costaba sobre todo gestionar encuentros con otros perros.
Por suerte, mis compis de vida decidieron formarse con Mr. Hueso para entenderme y empezamos a probar cosas muy chulas en los paseos (arnés y correas nuevos y cómodos, juegos de olores, unos paseos más adaptados a mis necesidades…). Con el tiempo, me di cuenta de que muchos de esos miedos que tenía hacia el mundo exterior no tenían sentido, y resultó que esos gigantes no eran más que molinos que no hacían ningún daño.
Por otro lado, mis tutores se dieron cuenta de que andaba extraño… En el veterinario (sitio que huele raro, pero donde me llevo siempre muchas chuches y palabras dulces) nos dijeron que tenía una displasia de cadera grave. Yo no sé lo que es, pero sí que noto molestias cuando hago sobresfuerzos.
Por fin, ellos entendieron lo mucho que me costaba dar algunos paseos y por qué a veces no me apetecía que otros perros se me acercaran y se pusieran demasiado pesados conmigo…
Ahora me siento mucho más comprendido, ¡y además tengo una comida mucho más rica (saboreo y experimento la textura de una dieta BARF natural, sin duda, ¡comida de verdad!)
Poco a poco, estamos haciendo muchos progresos, y cada vez nos sentimos todos más cómodos en los paseos y en el día a día. Aunque aún entro en bucle cuando me encuentro algún que otro perro a la vuelta de la esquina y que me recuerda a mis fantasmas del pasado, estoy esforzándome por aprender a gestionar estas situaciones tan difíciles en un mundo acelerado y agobiante que no va conmigo.
¡Casi se me olvidaba! En las fotos estoy disfrutando de mis paseos favoritos, por el campo, acompañando a Isa a disfrutar de la naturaleza, donde todo va a un ritmo más parecido al mío, sintiéndome cómodo con mi arnés y correa, que me dan suficiente libertad para explorar diversos rincones, pero también respetando el entorno y a la fauna silvestre.
Como participamos en el «Concurso del año Mr. Hueso 2024» y mi foto fue seleccionada para salir en el Calendario Mr. Hueso 2025, soy el prota del mes de marzo, y como mi familia ya ha hecho la parte teórica Paseos Felices, quiero ir al paseo de Granada, que es donde también tengo familia humana y disfrutar con otros perros y personas de ese paseo en el mes de marzo.
Aunque también vendrá el Mr. Hueso este a Sevilla en diciembre, ya veremos no sea que repita.
