¡Hola! Yo soy Peca, y esta es mi historia.
Aunque nací en abril de 2018, mi vida de verdad empezó el 14 de agosto de 2019, cuando dos humanos me recogieron de la calle. Se lo puse un poco difícil, no lo voy a negar, pero era porque yo no sabía que era con ellos con quien de verdad empezaba lo bueno. Como casi todos los galgos, mi experiencia con humanos no había sido buena y no tenía yo mucha fe en ellos, pero ¡ay si me equivocaba!
Mi mamá siempre me dice que nos rescatamos la una a la otra, porque ella me salvó de la calle para buscarme una nueva vida, pero solo le hizo falta pasar unos días conmigo para darse cuenta de ella me necesitaba en la suya.
Así que empecé mi nueva vida en familia con dos humanos, y mis hermanos peludos, que eran otros tres perros y tres gatos. Al poco de llegar yo uno de mis hermanitos perrunos, que era muy mayor, murió, y mi papá humano, pero sobre todo mi mamá, se pusieron muy, muy tristes. Pero resulta que yo soy una payasa nata, y les contagié esa felicidad y esa alegría que desprendo. No sé que habría sido de mi mamá si no hubiera estado yo para ayudarla en esos momentos.
No voy a negar que no todo fue un camino de rosas. Mis papás a veces se comportaban de manera que yo no entendía y eso me asustaba, y además me sacaban a pasear con un collar que me apretaba el cuello todo el rato. Y lo peor de todo era que no me dejaban nunca correr en libertad porque decían que no se fiaban de mí. Sé que nada de esto lo hacían con mala intención, pero a mí había ciertas cosas que no me encajaban.
Pero al poco tiempo algo empezó a cambiar. Empezaba a escuchar a mi mamá decir que lo que ella siempre había creído saber conmigo no funcionaba, y empezó a leer mucho y a escuchar a gente que sí que sabía de perros de verdad, entre ellos uno con perilla que tiene un nombre la mar de apetitoso, Mr. Hueso o algo así creo que se llama. Y me quitaron ese collar tan incómodo, me pusieron un arnés que me sienta como un guante y una correa larguísima y empezamos a ir a sitios súper chulos en los que me dejaban correr a mis anchas, comer lo que quisiera y revolcarme en lo que quisiera. Ya nunca se enfadaban y siempre me trataban con dulzura. Es más, ¡hasta han aprendido mi idioma!
Desde entonces hemos vivido mil y una aventuras juntos. Mis papás me adoran, mis hermanos perrunos y yo nos llevamos muy bien y a todos nos gusta hacer las mismas cosas. Todavía tengo algunos miedos, pero es más fácil afrontarlos cuando tengo unos humanos en quienes confío y que siempre me apoyan.
Yo los quiero mucho a los dos, pero con mamá ya es que es otro nivel. Mi momento favorito del día es cuando llega la hora de dormir y nos acurrucamos las dos juntas en la cama. Luego llega papá y estamos todos un poco apretados pero a mí eso me encanta. Además, así los puedo despertar todas las mañanas y jugar los tres juntos, que así se empieza el día mucho mejor. Ella me dice todos los días que está enamorada de mí, y aunque yo no sé hablar, yo siento lo mismo por ella. Y lo mejor es que ahora, cuando se lo digo, me entiende.
¡Ah! Casi se me olvida, esta soy yo en uno de los paseos tan chulos que le doy a la humana. Como veis llevo un arnés tan colorido como mi personalidad, un arnés multicolor Haqihana y una correa Mr. Hueso de 5 metros.
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