En la justicia humana hay varios términos que se utilizan para buscar la proporcionalidad a la hora de decretar las responsabilidades y/o condenas de las personas acusadas del hecho que se juzga.
La proporcionalidad judicial es un derecho habitual en los sistemas judiciales de los países, con el objetivo de que las condenas sean de una lógica perceptible y comprensible por las personas condenadas, así como para evitar el abuso de sanciones que no respeten esa proporcionalidad.
Y se utilizan a la hora de decretar las condenas, entre otras, tres figuras que pueden modificar la responsabilidad penal ante un mismo hecho:
Eximentes: una circunstancia eximente de la responsabilidad penal es aquella que exonera o libera de la responsabilidad penal a aquel que ha cometido un delito.
Por ejemplo son eximentes causas como alteraciones psíquicas que impidiesen a la persona conocer que estaba cometiendo un delito, estar bajo la influencia de sustancias, actuar en defensa propia, obrar en cumplimiento de un deber…
Atenuantes: circunstancia que reduce o aminora la responsabilidad penal.
Por ejemplo confesar, reparar el daño, colaborar en la investigación…
Agravantes: Circunstancia modificativa que aumenta el grado de responsabilidad de aquel que comete el delito.
Ejemplos de causas agravantes: actuar con alevosía, o con abuso de autoridad, o con abuso de confianza, actuar mediante precio o recompensa, aumentar deliberadamente el sufrimiento de la víctima o ser reincidente.
El objetivo de este artículo es buscar ejemplos de malas prácticas en la educación canina, la tenencia de animales, el adiestramiento, la protección animal… y realizar una ponderación de la responsabilidad o culpa del mismo acto según quién o cómo se realice, como si estuviésemos aplicando eximientes, atenuantes y agravantes para otorgar de proporcionalidad a dichas actuaciones.
Esta proporcionalidad nos debería ayudar a reducir y eliminar las malas prácticas que sufren los perros a diario, entendiendo la gravedad de que sean realizadas por personas conscientes de su problemática y con la autoridad que les otorga ser profesionales o entidades relacionadas con los animales, que por su naturaleza y perfil generan en el público general y particulares normalidad de muchos maltratos. Casi todos los agravantes de la justicia humana podrían ser aplicados en muchos de los ejemplos (se obtiene beneficio, se abusa de confianza y superioridad, se aumenta de forma consciente el sufrimiento, se reincide…)
Este artículo lo clasificamos en nuestra categoría de Sincericidios, porque como todos los artículos de dicha sección causan malestar a quienes se sienten identificados/as en ellos.
Consideramos que es necesario de vez en cuando poner por escrito pensamientos que pueden ayudar a muchas personas a la hora de comprender estas malas prácticas habituales, tanto por particulares, profesionales, entidades o instituciones y administraciones.
No va dirigido personalmente a nadie aunque por supuesto muchos de los ejemplos que nombramos tienen detrás historias y protagonistas reales que conocemos a través de nuestro trabajo diario.
Además creemos que debe ser un artículo abierto de forma permanente, es decir, que pueda ir ampliándose a lo largo del tiempo con otros ejemplos que además de Mr. Hueso cualquiera de las personas que lo lean quieran aportar, así que sentiros libres de proponernos ampliaciones, será un placer que se convierta en algo participativo.
Separar a los cachorros de forma temprana:
- Cuando lo hace un particular es un error que afectará al bienestar del animal
- Cuando lo hace una protectora o centro de protección de la administración es un grave error ya que así no se «protege» una camada, convirtiéndose en maltrato cuando se realiza de forma reiterada
- Cuando lo decide un profesional (veterinaria, educación, adiestramiento…) es un maltrato que define la poca profesionalidad del profesional
- Cuando lo impone un criador o un «vende perros» debería ser un delito
Esta es una de las causas que más problemas va a generar tanto al animal como a su nueva familia durante mucho tiempo, puede que para toda su vida, ya que para el desarrollo de los cachorros es crucial compartirlo con otros cachorros y perros adultos. Ante las excusas habituales de «fue imposible» siempre se debería incorporar esos cachorros a otra camada y madre nodriza.
Utilizar / vender / recomendar un collar o un arnés aversivo y/o coercitivo:
- Cuando lo hace un particular es un error que afectará al bienestar del animal
- Cuando lo hace una protectora o centro de protección de la administración es un maltrato que en nada ayudará a la rehabilitación emocional, física y social del animal
- Cuando lo decide un profesional (veterinaria, educación, adiestramiento…) es un maltrato y en muchos casos debería ser un delito, que define la poca profesionalidad del profesional.
- Cuando lo impone una entidad de perros de asistencia y/o terapia además de una vergüenza es un grave maltrato hacia esos animales
- Cuando se hace con un cachorro, con un perro geriátrico o con una enfermedad física o emocional es un maltrato sin ninguna duda, sea quien sea quien lo realice por la naturaleza del animal que lo sufre.
Puedes leer nuestro artículos sobre los riesgos de utilizar un material inadecuado de paseo donde explicamos ampliamente qué problemas pueden ocasionar. ¿Por qué incrementamos «nuestra pena» en entidades y profesionales? Porque saben perfectamente que existen muchos estudios al respecto que demuestran el miedo y dolor que causan y porque en muchos casos además lo hacen obteniendo un beneficio económico (vender martingales en las mesas de protectora, poner collar de castigo a los perros de clientes, publicitar marcas para que les financien formaciones…)
En Mr. Hueso tenemos un proyecto para erradicar estos materiales, reciclándolos y convirtiéndolos en objetos funcionales cuya venta revierta en proyectos de responsabilidad social, que te invitamos a conocer: «Desguace canino de Mr. Hueso»
Utilizar / vender / recomendar un collar normal o un arnés incómodo:
- Cuando lo hace un particular es un error que afectará al bienestar del animal
- Cuando lo hace una protectora o centro de protección de la administración es grave error que en nada ayudará a la rehabilitación emocional, física y social del animal
- Cuando lo decide un profesional (veterinaria, educación, adiestramiento…) es un maltrato, ya que son conscientes de que causa afección en el bienestar del animal, por lo que define la poca profesionalidad del profesional.
- Cuando se hace con un cachorro, con un perro geriátrico o con una enfermedad física o emocional es un maltrato sin ninguna duda, sea quien sea quien lo realice por la naturaleza del animal que lo sufre.
Ningún collar es beneficioso para el perro, ninguno. El cuello del perro debería ser respetado siempre por su gran sensibilidad y zona crítica para la salud del animal.
Igualmente si estamos utilizando un arnés que impida el libre movimiento del animal, nunca es beneficioso y genera afecciones en su bienestar. En este otro artículo de Mr. Hueso puedes conocer las claves para identificar un buen arnés para tu perro que os evite a ambos/as problemas en los paseos.
Utilizar / vender / recomendar una correa corta, pesada o inadecuada para el animal:
- Cuando lo hace un particular es un error que afectará al bienestar del animal
- Cuando lo hace una protectora o centro de protección de la administración es grave error que en nada ayudará a la rehabilitación emocional, física y social del animal
- Cuando lo decide un profesional (veterinaria, educación, adiestramiento…) es un maltrato, ya que son conscientes de que un perro necesita libertad de movimiento para realizar sus aprendizajes y comportamientos naturales, tanto sociales como los que les permiten gestionar sus emociones, si ves a un profesional con una mala correa ya te deja clara su poca profesionalidad.
Observar a los perros que pasean por la calle nos dan ganas de sacarnos los ojos a diario, personas enfadadas con su perro porque el perro tira de la correa, sin darse cuenta de que el error es que ellos/as nunca pasearán como lo hace un perro ya que son más ágiles, necesitan olfatear, para saludar a otro perro o evitar algo que le da miedo necesita libertad de movimiento…
En este artículo te explicamos el por qué una correa larga es una herramienta para la felicidad.
Chillar o pegar al perro:
- Cuando lo hace un particular es un error que afectará al bienestar del animal
- Cuando lo hace una protectora o centro de protección de la administración es grave error que en nada ayudará a la rehabilitación emocional, física y social del animal
- Cuando lo decide un profesional (veterinaria, educación, adiestramiento…) es un maltrato, ya que nunca el miedo y/o el dolor deben formar parte de las herramientas, prácticas y protocolos de un profesional.
- Cuando se realiza en presencia de niños/as debería ser un delito, porque están aprendiendo que la violencia es justificada y la aplicarán en su día a día contra personas y otros animales
Los perros están continuamente observándonos, intentando entender cómo convivir con nosotros/as. Si en vez de hacer lo mismo y preocuparte de entender a tu perro (libros, formaciones, artículos, educación canina…) te frustras y enfadas nunca conseguirás esa relación que todas las personas buscan con su perro. Pero que esto lo haga alguien profesional al que contratas es razón más que suficiente para invitarle a irse para siempre de vuestras vidas.
Paseos inadecuados, posiblemente el problema más generalizado de todos:
- Cuando lo hace un particular es un error que afectará al bienestar del animal, a la relación entre el perro y la familia, a su relación con sus vecinos/as, a sus viajes y vacaciones, a los muebles de su casa…
- Cuando lo hace una protectora o centro de protección de la administración es un error imperdonable, muchas veces acabando en perros que se escapan, y en el mejor de los casos impidiendo la rehabilitación emocional, física y social del animal
- Cuando lo decide un profesional (veterinaria, educación, adiestramiento…) es un maltrato incomprensible, porque están haciendo que la parte más importante del día del perro, aquella en la que el perro puede ser perro y hacer cosas de perro, quitarse de encima el estrés, disfrutar de la vida… sea una mierda, generando muchos problemas incluso en el sistema inmune del animal.
Como profesionales con muchísima experiencia e investigación en el ámbito de los paseos de los perros, es casi imposible encontrar casos de familias que nos escriban que sus paseos tengan un buen diseño, pero es que tampoco lo encontramos en el ámbito profesional teniendo la desgracia de leer muchas veces muy malos consejos que dan a quienes preguntan por ejemplo en redes sociales.
Un altísimo porcentaje de los problemas de conducta de los perros se generan por unos malos paseos, sobre todo en la etapa de cachorros. Puedes conocer nuestras formaciones Paseos Felices que realizamos desde hace 5 años para evitar estos problemas y también tienes la opción de escuchar nuestra conversación en el podcast «Pongamos que hablo de perros» con nuestro amigo Jonás Thulin.
Abandono y maltrato físico de animales:
- Lo haga quien lo haga es / debería ser un delito, aquí no encontramos ni eximentes ni atenuantes que valgan
- Pero si lo realiza una persona profesional además debería contar como agravante su perfil profesional y que no pueda volver a ejercer
Aconsejar o «ayudar» a resolver un problema de bienestar o comportamiento de un perro sin tener los datos suficientes para estudiar el caso y analizar adecuadamente la situación, garantizando una atención correcta:
- Cuando lo hace un particular es un error taaaaaan habitual en los parques, las charlas con los/as vecinos/as, las redes sociales… Las posibilidades de que «tu consejo» ayude en algo son ínfimas y en cambio es muy posible que estés generando más problemas a esa persona y animal
- Cuando lo hace una protectora es un grave error, ya no solamente por la afección en el caso sino por utilizar su perfil de aparente competencia y conocimientos.
- Cuando lo realiza un profesional (veterinaria, educación, adiestramiento…) es una mala praxis que además de tener graves riesgos para el animal y familia, implica un gran problema de protocolo de trabajo.
Vivimos en la sociedad de lo inmediato y si es gratis mejor, pero nunca olvides que los consejos rápidos y baratos o gratuitos tienen más riesgos que ventajas.
En Mr. Hueso tenemos muchísimo cuidado con esto, ya que el equipo lo formamos además de un consultor animal, psicólogas y una trabajadora social, compañeras que en sus ámbitos de trabajo se enfrentarían al código deontológico y posiblemente a demandas y condenas en caso de realizar esa práctica tan habitual en el caso del mundo de los perros. Nos encantaría que llegara a tener el sector profesional animal las mismas regulaciones y controles de buenas prácticas que el ámbito humano.
Formaciones donde se recomienda / justifica / enseña métodos y prácticas aversivas:
- Si el alumno o alumna es una persona no profesional es un error su asistencia ya que tomará como correctas ideas que causan miedo y dolor al animal, si es reincidente queda al mismo nivel que un profesional, porque lo estará justificando
- Si el alumno o alumna es un/a profesional su asistencia es un grave problema, porque aplicará esas malas prácticas que causan miedo y dolor al animal, demostrando primero su poca ética y segundo su poca calidad profesional al tener que recurrir a métodos aversivos que nunca jamás deberían tener nada que ver en nada relacionado con educación, ni para personas ni para animales
- Quien lo organiza está colaborando en la responsabilidad y culpa con quien lo imparte, lo cual es muy grave. Si además es una entidad educativa como una universidad debería ser, al menos, denunciable. La libertad de cátedra nunca jamás puede justificar el uso de métodos que impliquen miedo o dolor.
- El/la profesional que imparte la formación está fomentando el maltrato futuro de muchos animales, por lo que su culpa debería ser delito.
¿Por qué muchas personas utilizan métodos aversivos con sus perros? Porque lo vieron en la tele, porque alguien se lo enseñó, porque asistieron a una formación donde se justificaban… Mientras no acabemos con la divulgación y justificación de dichos métodos nunca acabaremos con el problema de violencia generalizada y normalizada y son ponentes y organizadores de estas formaciones quienes deben ser señalados/as y denunciados/as.
Normalizar que tras la jubilación de un perro de trabajo no sea obligación de la persona para la que ha trabajado cuidar de este perro y darle todo lo que merece mientras viva. (Aportación de Ana Sánchez Rabanal, usuaria de perros guía)
- Si lo hace un particular, la persona para la que ha trabajado el perro, puede ser en muchos casos debido a la desinformación, incluso creencia de que no tiene la opción de quedarse junto a su perro hasta el final, pero también falta de interés por descubrirlo, por lo que que su responsabilidad con el bienestar de ese animal que tanto le ha facilitado la vida debe asumirla.
- Si lo hace una institución debería ser un delito. Transmitir que lo normal es que tras la jubilación de un perro éste vuelva al lugar donde fue entrenado, a otra familia, se le busque adopción, cualquier alternativa posible excepto quedarse con quien ha sido su humano compañero durante un montón de años es un acto de gran crueldad, tratándole como un objeto al que podemos retirar cuando finaliza «su vida útil». Es responsabilidad de estas entidades o instituciones asegurarse del bienestar del animal desde que es entregado hasta su fallecimiento, incluido su periodo de jubilación en el mismo entorno y familia donde ha desarrollado su labor.
Aquí veo que hay una falta de consideración muy grande hacia los perros de trabajo, sean de asistencia o de cualquier tipo de trabajo. Por un lado veo un problema en la decisión de su edad de jubilación, no se tienen cuenta el inicio de la edad geriátrica y se les mantiene trabajando mucho más de lo que sería la edad recomendada. Nunca un perro debería trabajar a partir de los 8 años e incluso a partir de los 7 años debería ir reduciendo sus esfuerzos para no afectar a su bienestar y seguridad.
En segundo lugar me parece terrible la normalización de deshacerte de quien ha sido tu compañero animal durante un montón de años porque ahora no puede realizar su trabajo, y directamente sustituirlo por otro perro que ahora cumpla con estas funciones, en estos casos se sigue considerando a los animales como herramientas, como cosas y objetos, cuando para ellos hemos sido su familia, las personas a las que adoraban.
Será un placer ir ampliando este artículo próximamente con vuestras aportaciones, da igual que seas profesional o particular, puedes escribirnos o bien un comentario en el artículo o mucho mejor un email desde nuestra sección de contacto o directamente a raul@mrhueso.com así podremos darle forma a tu texto e incorporarlo al artículo, indicando si lo deseas su autoría (nombre, empresa si eres profesional, ciudad.. por ejemplo).
Quizás este artículo pueda no ayudar a nadie o quizás lo haga a muchas personas, nuestra esperanza es que se entienda que una persona sin conocimientos puede cometer errores, que con formación y conocimientos se evitarían y serían los perros los que ganarían en bienestar, pero los errores en quienes «se dedican» a ello, nos da igual que sea cobrando o sin cobrar, son mucho más graves, en algunos casos llegando al maltrato y al delito, que deberían evitarse y perseguirse judicialmente.
Nuestro país necesita que apliquemos en el ámbito animal una justicia que en las personas damos por hecho y hemos normalizado, para no solamente condenar los casos graves de maltrato sino todas aquellas malas prácticas que incluso desde las administraciones se imponen y mantienen, como por ejemplo la terrible Ley 50/1999 de los PPP que condiciona el bienestar de los perros declarados como «potencialmente peligrosos», pero también muchas ordenanzas municipales sobre la convivencia y tenencia de animales que no tienen en cuenta las necesidades y bienestar de los animales que también son vecinos del municipio.
Te recomendamos un último artículo «No quieras tanto a tu animal, o aprende a quererle» donde encontrarás muchas otras situaciones habituales en las que no lo hacemos bien, ni en beneficio del animal.