Mr. Hueso ya era hora de que me dieras la oportunidad de presentarme por aquí no… Soy Muriel, una labradora rubia de 9 años (en diciembre de 2021 ya tendré 10).
Y he comenzado «echando la bronca» a Mr. Hueso porque lo conozco desde hace un montón de años, incluso nos hemos ido de vacaciones varios veranos juntos, me cae genial y es el humano de mis primigas preferidas (Rumba, Salsa y Peca).
Llegué a la vida de Ana el 25 de febrero del año 2013, para ser su perra guía, desde entonces muchas cosas han cambiado, en Ana y en mi.
Desde el principio formamos un gran equipo de trabajo, yo siempre fui muy muy buena, tanto trabajando como en comportamiento (eso dice Ana, pero claro ella no me veía algunas de mis trastadas jeje).
Ana ya tenía la experiencia de haber trabajado con otra perra guía, Xona, que fue mi hermana mayor durante un tiempo cuando llegué a la vida de Ana.
Ana dice que como equipo nos adaptamos deprisa y muy bien. Otra cosa fue como compañeras.
La adaptación a la casa y a la familia no fue demasiado fácil, Ana nos ponía a Xona y a mí algunas dificultades para facilitar nuestra convivencia, por ejemplo su ambición por proteger a Xona y que no se sintiese abandonada o sustituida hizo que no me pusiera las cosas fáciles a mi. Además yo era un perro de asistencia de manual, era casi invisible, sin fallos pero faltaba algo en nuestra relación, pero poco a poco fuimos cambiando esto.
Me encanta tomar el sol, comer como buena labradora, me gusta la gente pero soy bastante selectiva y le hago la cobra a muchas que quieren tocarme la cabeza, me encanta jugar a pasar por debajo de las piernas de las personas y así escondo esa zona para que me toquen la espalda o el culete, pero no la cabeza que no me gusta mucho.
Me encanta poder jugar y pasear sin correa, en estos casos soy quizás demasiado independiente, pero es que se debe al exceso de control que supone para mi el día a día como perro guía, recibir órdenes y mantener comportamiento muchas horas al día, así que cuando estoy en mis ratos libres soy solamente una perra feliz haciendo cosas de perro.
También me gustaba mucho cuando con Mr. Hueso hacíamos talleres para que niños y niñas aprendieran qué era un perro guía, cómo actuar si nos veían y querían saludarnos, cómo ayudábamos a las personas… echamos de menos los Talleres Perruneando!
Actualmente ya estoy jubilada, y ahora damos muchos paseos con correa larga y relajados, cosa que aprendimos con Mr. Hueso, que se siente muy orgulloso cuando cuenta que tiene a una sevillana que no ve nada paseando con su perra guía con una correa suya de 5 metros. Ahora disfrutamos de pasar tiempo juntas, paseando jugando o haciendo nada, algo que no es fácil de aprender y a Ana se le da fenomenal, me encanta!
Ana dice que le resulta curioso, que como persona ciega confiaba plenamente su integridad física a mi trabajo y nunca sintió miedo cuando yo la guiaba, y sin embargo le costó mucho confiar en que aunque yo esté suelta volveré con ella y que no me alejaré, la razón es que quiero mucho a Ana y confío en que es la mejor persona del mundo (lo siento Mr. Hueso a ti te pongo el segundo), yo no quiero perderte Ana.
Esto nos ayudó a descubrirlo la ayuda y el trabajo de Mr. Hueso, y esto hizo que nuestro vínculo fuese aún mucho más fuerte, equilibrado y sano para las dos, estos cambios y construcción de nuestro vínculo nos ha ayudado a Ana y a mí a mejorar nuestra confianza y convivencia, así como el trabajo diario como perro guía en mis últimos años de servicio.
Y acabo contando algo que era un secreto hasta hoy, y es que yo siempre he tenido una norma que me impedía subirme a las camas, para que cuando Ana viajase conmigo «me portase bien» en todos los sitios en los que nos alojábamos o medios de transporte en los que viajábamos. Pero en casa de Mr. Hueso, el experto en DESobediencia Canina, las normas eran diferentes, algo que hacía que Ana y yo riéramos y nos sintiéramos más unidas todavía, aquí la prueba estando yo tumbada en la cama con Ana un ratito.
La foto es de uno de nuestros paseos con correa larga por los alrededores de nuestra casa en Sevilla, que salvo cambios imprevistos, Ana se conoce muy bien y así yo puedo hacer solamente de perro.